martes, 20 de mayo de 2014


Miedo a lo desconocido.
Por Leonardo Díaz
Astrólogo Metafísico

Muchas personas permanecen atrapadas en situaciones dolorosas debido al miedo que produce aventurarse en la exploración de lo desconocido.

La peor cárcel es el miedo. El miedo nos inmoviliza, nos congela, impidiendo que nos renovemos. El miedo nos vuelve esclavos de circunstancias que no merecemos vivir. Muchas personas talentosas se encuentran realizando tareas por debajo de su potencial, otros viven relaciones de pareja que no desean, solo por miedo a una nueva experiencia.

El refrán popular de «más vale malo conocido que bueno por conocer» NO es recomendable aplicarlo a nuestras vidas. Acostumbrarnos a lo desagradable, lo que nos daña de alguna manera, es indicativo de una baja autoestima, los cobardes siempre padecen de autoestima muy baja.

Los espíritus rebeldes, irreverentes, exploradores, abiertos a nuevas experiencias, quizás vivan muchas crisis producto de la inestabilidad, pero a la vez tienen la oportunidad de realizar el milagro maravilloso de experimentar lo que realmente desean, de realizase viviendo.

La vida es un viaje hacia lo desconocido. La metafísica enseña que la vida se desenvuelve en movimiento permanente, que somos parte de una corriente universal que se renueva a través del cambio. Los segundos, minutos, horas, días, semanas, meses y años mueren para dar nacimiento a lo nuevo. Todo lo que nace muere, y por mucho miedo que nos produzca esto, por mucho que recemos, Dios no va a cambiar la Ley de Su Universo.

Lo nuevo es desconocido y negarnos a entrar en la zona de lo desconocido significa negarnos a vivir. El miedo siempre produce la muerte en muchas formas. Quienes se niegan a renovarse constantemente comienzan a morir. El miedo te aleja del Dios Vivo y Universal dentro del cual tenemos nuestro ser y existimos.

Aceptar que el mundo y nuestras vidas están evolucionando constantemente sin importar las circunstancias, significa que nos volvemos amigos de la vida. Quienes se vuelven amigos de la vida, transitan por esta de forma armoniosa, como seres libres.

Pedirle a Dios que nuestras vidas no cambien  es igual que pedirle que nos convierta en estatua de sal. La vida es movimiento y creación perenne, donde cada día trae lo nuevo, y si permanecemos paralizados, aferrados como animales de costumbre, nos perdemos el maravilloso viaje, el regalo más preciado que el Padre Universal nos ha dado, el regalo de vivir, experimentar, transitar por esta dimensión alegres, felices como niños exploradores que gozan de cada nuevo descubrimiento.

El miedo es enemigo de la vida. Muchas enfermedades son producto del miedo que se refleja en nuestro cuerpo en forma de cristalizaciones. Existen muchos tipos de cárceles de las que tenemos miedo salir, incluso aunque las puertas estén abiertas. 

El mundo está lleno de prisioneros imaginarios que llevan consigo sus cárceles portátiles. La verdadera libertad solo la conquistan los espíritus valientes, que enamorados de la vida viajan enrolados como marineros de un viaje rumbo a lo desconocido. No importa si llegamos a algún lugar, el viaje siempre es más importante que la meta. El viaje es la experiencia necesaria para evolucionar.

La espiritualidad verdadera solo la experimentan los seres libres. Si eres un buscador del camino espiritual, lo primero que debes hacer es romper con todos los miedos. La búsqueda espiritual es una exploración de las zonas desconocidas tanto dentro de ti como del mundo que te rodea. Sin libertad no habrá descubrimiento espiritual.